¿Desde
cuándo los días se han vuelto tan repetitivos? ¿Por qué lo único que hago es ir
al instituto día tras día sin ningún aliciente, esperando a que algo cambie sin
más? Como si algo dentro de mí quisiera llegar a una tierra inhóspita, mientras
estoy envuelto por una atmósfera de falsedad a la que llamamos sociedad.
—
¡Eh! ¿Estás bien? — me preguntó mi compañero de clase mientras me zarandeaba
suavemente.
—
Sí. Estaba pensando en mis cosas.
¿Por
qué muestra esa falsa preocupación hacia mí? ¿Desde cuándo le he importado? Una
parte de mí quería acabar con esta farsa de una vez.
—
Oye, ¿Has probado un juego que acaban de sacar? Se llama "Life or
death".
—
No.
— Seguramente
te guste. Bueno, me tengo que ir ya, que el timbre acaba de sonar y si no me
doy prisa cerrarán pronto las puertas.
— ...
Por
fin me he librado de este obstáculo. Ahora que ha sonado el timbre puedo
dirigirme a casa y alejarme de todo el mundo.
Mientras
voy de camino a mi hogar, al doblar la esquina, veo desde la lejanía como mi
abuelo le da dinero a un vagabundo que estaba tirado en el suelo. ¿Por qué lo
hace? ¿No se da cuenta de que si estuviese en la situación contraria, ese
vagabundo ni siquiera se le acercaría? Soy incapaz de comprender el altruismo.
Jamás le daría absolutamente nada a nadie que me lo pidiera, por muy mal que estuviera.
Si viviese como ese vagabundo, preferiría morirme antes que pedir cualquier
cosa a alguien. Daré un rodeo para que no me vea, no quiero que me explote la cabeza.
¡Al
fin he llegado al portal! Después de abrir la puerta de entrada del edificio,
lo último que me apetece es esperar al ascensor; subiré por las escaleras. Subiéndolas
me acaba de venir a la mente una parte de mi infancia, cuando construía con los
"Legos" escaleritas para hacer subir los soldaditos a los edificios
que formaba juntando las piezas de esa caja con forma rectangular.
Construir
figuritas cuadriculadas y pensar, cuando me cansaba de hacer edificios con esas
piezas, eran mis únicos pasatiempos desde que era un niño hasta que llegué a la
adolescencia. En esta última época, me compré un ordenador y algunas cosas más
robándole dinero a mi madre. Jamás recibí por su parte y el que conseguía
trabajando ilegalmente, ya que era menor de dieciséis años, se lo tenía que
prestar a ella para que se comprase su dichoso tabaco. Apenas me prestaba
atención, solo se pasaba el día fumando mientras hablaba por el teléfono,
alegando que estaba cansada de trabajar y quería relajarse. Desde entonces yo
he sido la única persona que se ha preocupado por mí mismo. ¿Para qué iba a
tener un hijo si no le va a dar la atención mínima que necesita? Para más inri,
no tiene ni idea sobre conocimientos culinarios y cuando era pequeño solo me
alimentaba a base de comida precocinada. Así pues, desde hace unos años he de comprarla
y preparármela para alimentarme decentemente.
Al
fin he llegado. Después de comer intentaré pasarme el último juego que tenía
pendiente... Espera, me dijeron el nombre de un juego. "Life or
Death" creo recordar. Le daré una oportunidad.
Me
ha quedado bastante rica la comida de hoy, sí. Ahora voy a la habitación,
enciendo el ordenador y me dispongo a buscar el juego para descargármelo e
instalarlo. Veamos con qué me sorprende, aunque no me espero nada viniendo de
Pablo.
Después
de sentarme y buscarlo durante interminables minutos, ¡por fin se he instalado!
¿He de introducir mi nombre y dirección en un juego? Qué extraño... Bueno,
pondré un nombre falso y la dirección de alguien aleatorio. ¿Error? Al final voy
a tener que poner mi nombre y mi dirección. Espero que ahora no dé error.
Efectivamente. Nunca antes había visto un juego en el que tuviese que meter mi
nombre y dirección correctamente para empezarlo.
Después
de introducir los datos, aparece una persona muy parecida a mí dentro de un
camino totalmente oscuro, en el cual solamente puedo ver unas garras negras y
muy afiladas persiguiéndole, así que la única opción es hacerle correr.
Sin
darme cuenta, le había hecho escapar de dichas garras durante varios minutos.
De repente veo algo extraño en el fondo, como una especie de sombra. Conforme
se va acercando, su rostro empieza a clarificarse hasta que llego a reconocer
su cara, incluso me parece familiar. ¿Ese es quién me recomendó el juego? Encima
de su cabeza se pueden leer perfectamente las palabras: vivir o morir. Si no se
aparta, esas garras atraparán a mi personaje, por lo que he de empujarlo. Justo
antes de hacerle caer lo miro a la cara y puedo notar algo extraño, como si sus
ojos suplicasen que le saque de ahí. Qué tontería. No sé si realmente el juego
es tan real o es solo producto de mi imaginación. Sí, será eso. No le daré más
vueltas y seguiré sin mirar atrás.
El
camino se extiende y cada vez se ve menos. Pasan los minutos y poco a poco me
siento más atrapado por él, incluso de una forma que roza lo enfermizo. De
repente, aparece un foco de luz en medio de la nada. ¿¡Qué!? ¿Una bifurcación?
¿Qué camino escojo? En el de la izquierda pone el nombre de mi madre y en el de
la derecha el mío. ¿Querrá decir que tengo que elegir entre mi vida o la de mi
madre? Empiezo a tener miedo, pero intentaré seguir hasta el final. Justo en
medio de los dos caminos, aparece un cartel que dice así: el camino que sigas matará a la otra persona. Debo tomar una decisión.
Lo siento madre, pero no te has preocupado por mí lo suficiente como para que
siquiera me plantee dejarte con vida si la mía, aunque en este caso sea un
personaje, está en juego. Haberlo pensado antes de tener un hijo. Aunque en
realidad no te culpo de nada, sé que lo has tenido que pasar difícil por el
hecho de vivir el suicidio de tu propio marido, pero no por ello voy a
perdonarte todas las carencias con las que me he desarrollado.
En
el preciso instante en el que me dirijo a la derecha empiezo a oír algo. ¿Eso
es un sollozo? Un momento... ¿Ese sonido no es el de mi madre llorando? Nunca
antes la había oído de esta forma. Además, estoy seguro de que es ella puesto
que, a cada paso que da, el sonido se va apagando. No sé por qué, pero empiezo
a sentir una gran presión sobre mi corazón, como si una parte de mí se hubiese
ido con ella. ¿Realmente la apreciaba?
...
¡Basta!
¿Por qué me estoy tomando tan en serio este juego, cuando solamente es eso, un
mísero juego? Voy a dejarlo por un rato y cogeré algo para merendar. ¡¿Qué?!
¿No puedo pausarlo? ¿Entonces las garras le atraparán después de haber llegado
tan lejos? ¡Qué más da, es un simple juego! Haré como si no hubiese ocurrido nada y cogeré
la merienda, que empiezo a tener hambre. Noto un picor en la espalda nada más
levantarme... Me estoy empezando a marear... ¿¡Sangre!? ¿Pero qué...?
Lo
último que pude ver fueron las garras atravesando al personaje y, al mismo
tiempo, cómo mi cuerpo era perforado sin más hasta llegar al punto en el que se
derrumbó. Hice un gran esfuerzo para incorporarme e intentar mover al
personaje, pero ya era demasiado tarde. Antes de perder el conocimiento, oí a
mi madre gritar. Sufría. La rabia que anidaba en su interior se podía percibir
en sus gritos ahogados en lágrimas. Una vez dejé de sentir dolor por todo mi
cuerpo, sonreí. Por fin había encontrado esa tierra inhóspita que tanto
ansiaba.